Estoy casi segura que fue
en el malecón de Punta Hermosa, entre la tarde y la noche, cuando solía haber
(no sé ti todavía hay) una feria medio hippie. Vendían, cadenitas, dijes,
collares, aretes, anillos, hacían trenzas, tatuajes de henna, etc. Para una niña,
todo eso despertaba mucha curiosidad. Desde las peculiares personas que estaban
ahí vendiendo sus productos que difícilmente los podías encontrar en
un Jockey Plaza hasta las piedritas de colores que hasta ahora no entiendo su
significado.
Quería comprarlo todo y
probarme todo! Era difícil decidirse por solo una pulsera, un collar, par de
aretes, todos eran únicos.
Recuerdo que quise comprar
un anillo, cuando estaba decidiéndome por cual modelo, no sé qué
persona que estaba con nosotros me dijo: "No, no te compres un anillo. Los
anillos son para que las personas que realmente te quieren te los den. Uno no
debe comprarse anillos". Automáticamente reemplacé "las
personas" por "LA persona". Recuerdo claramente el momento, pero
no consigo ubicar quién me dijo eso.
Esa persona no sabe el
impacto que estaba haciendo en esa pequeña niña, que desde esa época,
interiorizaba de manera espontánea la poca experiencia de vida que tenía.
Nunca compré un anillo.
Recibía uno que otro como regalos de cumpleaños. Estoy heredando algunos
preciosos de mi mamá, pero fiel a las palabras de esa persona, nunca me compré
uno. Me creí que solo personas que me quieren me podrían dar de regalo y que
existía esa persona en especial que me iba a dar el anillo más importante que
jamás existió. Simplemente me la creí y sabía que así iba a ser. No tenía como
comprobarlo, pero yo sabía que era así y que así iba a ser.
Tengo 25 años y 2 anillos
que significan un mundo comparado a cualquiera que me pude haber comprado solo
por gusto o vanidad. Los 2 fueron dados por la misma persona que yo ya sabía
que algún día me los iba a dar. Los 2 tan importantes y anunciando nuevas
etapas en nuestras vidas. Uno al comienzo de nuestra relación y otro para el
comienzo de una nueva fase.
Estos 2 anillos cargan todo
el amor e ilusión que esa niña sabía que un día se iba a volver realidad. Ella
lo creyó y así pasó. Y el, sin darse cuenta, ya era parte de su vida mucho
antes de haberse conocido y juntos están siguiendo un camino que es eso: amor e
ilusión que se vuelven realidad.
MP
No hay comentarios:
Publicar un comentario